sábado, julio 29, 2006
Carta al educador de mis hijos
Carta al educador de mis hijos:
Apreciado amigo:
Quiero iniciar esta misiva, pidiéndote la bendición; en un día, el cual hemos elegido para celebrar, de manera especial, que nuestro hijo, culmina con éxito una importante etapa de su vida.
Tengo más de tres años preparando esta correspondencia, la cual empecé a madurar el día de la graduación del mayor, acto al cual sucedió el grado del segundo y que hoy con la graduación que aquí hoy nos reúne, me permite afirmar metafóricamente, que la cosecha que representan ellos; la cual se ha venido madurando en estas aúlas y bajo tu guía, cuido y supervisión -desde el año 1989 hasta la fecha del día de hoy-; fruto académico este, que les trae a un punto de formación, en el cual sabemos, que están capacitados espiritual e instrumentalmente para salir de este recinto y así cumplir en su actuación y compromiso de vida, con un devenir social, profesional, familiar, en el cual aspiro que sus valores Cristianos y Marianos de solidaridad, responsabilidad, ética y respeto por los demás, se les haya impetrado de forma tal que todos y cada uno de sus actos sean en esencia, consecuencia de esta dedicada educación que complementariamente en el hogar y en el aúla se les ha impartido con la enseñanza y el ejemplo.
El párrafo anterior te lo hago saber; porque hoy quiero reconocerte con mi más alta estima y consideración, tu directa y activa participación en estos logros que nuestros hijos han alcanzado; te aprecio y estimo como ejemplo de educador que eres, por tu abnegada labor formativa, la cual no dudo en afirmar será uno de los pilares fundamentales, en los cuales, nuestros tres hijos y los hijos de todos los que -aquí ayer, hoy y mañana- nos han acompañado , podrán afrontar, los continuos embates de la diaria cotidianidad y a los cuales el profeta Job, nos indicó con su bíblica Fe y paciencia a sobrellevar y superar.
Quiero -de así tu considerarlo oportuno- que los integrantes de la Comunidad de los educadores en el mundo entero; sean copartícipes de esta nota de agradecimiento y reconocimiento que por intermedio de tu persona les hago; agradecimiento que hago por el apoyo que nos han dado y para que sigan adelante con esa Misión de Vida Cristiana en el Amor de María Virgen y Madre, que han elegido como forma de Amar a Dios Amado Padre.
Reiterándote mi aprecio y la petición de que no ceses en tus diario compromiso educativo; pido para tí y los educadores del mundo entero la Bendición del Altísimo y que los proteja su Divina Providencia e Infinita Misericordia.
Quiero iniciar esta misiva, pidiéndote la bendición; en un día, el cual hemos elegido para celebrar, de manera especial, que nuestro hijo, culmina con éxito una importante etapa de su vida.
Tengo más de tres años preparando esta correspondencia, la cual empecé a madurar el día de la graduación del mayor, acto al cual sucedió el grado del segundo y que hoy con la graduación que aquí hoy nos reúne, me permite afirmar metafóricamente, que la cosecha que representan ellos; la cual se ha venido madurando en estas aúlas y bajo tu guía, cuido y supervisión -desde el año 1989 hasta la fecha del día de hoy-; fruto académico este, que les trae a un punto de formación, en el cual sabemos, que están capacitados espiritual e instrumentalmente para salir de este recinto y así cumplir en su actuación y compromiso de vida, con un devenir social, profesional, familiar, en el cual aspiro que sus valores Cristianos y Marianos de solidaridad, responsabilidad, ética y respeto por los demás, se les haya impetrado de forma tal que todos y cada uno de sus actos sean en esencia, consecuencia de esta dedicada educación que complementariamente en el hogar y en el aúla se les ha impartido con la enseñanza y el ejemplo.
El párrafo anterior te lo hago saber; porque hoy quiero reconocerte con mi más alta estima y consideración, tu directa y activa participación en estos logros que nuestros hijos han alcanzado; te aprecio y estimo como ejemplo de educador que eres, por tu abnegada labor formativa, la cual no dudo en afirmar será uno de los pilares fundamentales, en los cuales, nuestros tres hijos y los hijos de todos los que -aquí ayer, hoy y mañana- nos han acompañado , podrán afrontar, los continuos embates de la diaria cotidianidad y a los cuales el profeta Job, nos indicó con su bíblica Fe y paciencia a sobrellevar y superar.
Quiero -de así tu considerarlo oportuno- que los integrantes de la Comunidad de los educadores en el mundo entero; sean copartícipes de esta nota de agradecimiento y reconocimiento que por intermedio de tu persona les hago; agradecimiento que hago por el apoyo que nos han dado y para que sigan adelante con esa Misión de Vida Cristiana en el Amor de María Virgen y Madre, que han elegido como forma de Amar a Dios Amado Padre.
Reiterándote mi aprecio y la petición de que no ceses en tus diario compromiso educativo; pido para tí y los educadores del mundo entero la Bendición del Altísimo y que los proteja su Divina Providencia e Infinita Misericordia.
Amén.-
